
Belleza efímera
Nubes de ascensión, envidiosas por la extrema belleza de las señeras cumbres nevadenses, no pueden más que subir y cambiar constantemente su forma y luminosidad (ayudadas por el astro solar) para distraer también nuestra atención hacia ellas. Cabecera del río Monachil.
EOS 5D MarkII, 1/500 sg, f:9.5, ISO 100, 70 mm